A Lucas, por la concesión
El cuatro que cuido tiene una herida
Soy su dueña por defecto
su guardiana distraída y curandera
Lo vi partido en dos
como he visto a mi corazón tantas veces
rajado a golpe seco, escalera abajo
maldiciendo su madera frágil
Mi costado también tiene cicatrices
vacíos que modifican mi resonancia
Compartimos ese azar que te cambia la vida en un instante,
Me duelen sus cuerdas destempladas
su desamparo de niño lánguido
Mi voz lastimera sale de su boca abierta y oscura
canta una nana, un polo, una tonada
Mis dedos aprietan sus cuerdas, rozan su cicatriz
a veces con torpeza pero siempre con amor
Amor que ondea de retorno a mis oídos
Maltrecho me arrulla
En brazos lo acuno
Ya no lloro.
N. Pinillos