en este desierto en el que despierto
Sed nunca saciada
arena que tapia la boca
el eco del ánima sola
sola, solita.
Me inclino hasta ser roca ígnea
cuero agrietado
solo, soleado.
Higuera seca y maldita, sin frutos
lágrima viva, eso sí.
Si pudiera beberme las lágrimas
ser autosostenible y ecológica
verde en vez de gris.
Pregunto tres veces ¿Me amas?
La respuesta siempre diferente
es siempre la misma
tan ajada, tan añeja, tan repetida.
N. Pinillos
Oct. 2010
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