sin techo y sin ventanas
situada en ninguna parte
en la aridez
en lo escaso
en el pedir y saber que no hay.
Esta morada vacía
sin puertas y sin paredes
al otro lado de la noche
en la nostalgia perpetua
en lo que nace ya muerto.
Esta morada vacía
sin piso ni fundaciones
liviana, volátil, desvanecida
sola en su abandono
ya no espera visitas
ya no cobija a los vivos
oye el eco del silencio
que le arroja su vacío.
N. Pinillos
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